Prefacio
El trabajo que
se publica en las páginas que siguen, reviste un interés
particular por ser una absoluta novedad en los Anales de la Universidad de
Chile. Es la primera vez que un descendiente inmediato de la heroica raza
cantada por Ercilla, un joven que en su infancia no ha hablado otra lengua que
el mapuche, publica una obra científica. Es verdad, que ya más de
una vez, relaciones, descripciones de costumbres i otras noticias interesantes
debidas a la pluma de Manquilef han visto la luz por medio de la imprenta,
incorporadas en las importantes obras que el sabio i asiduo etnólogo don
Tomás Guevara ha publicado con el título «Psicología
del Pueblo Araucano» (1908), i «Folklore Araucano» (1911). Pero
en esas ocasiones el indio no había sido más que colaborador de su
maestro. Hoy se presenta solo en la arena.
Por
esta razón pedí al señor Manquilef, que se había
ofrecido como miembro a la Sociedad de Folklore Chileno, que nos diera una breve
autobiografía. La presento a 1os lectores de esta Revista a
continuación. El trabajo mismo, siete capítulos de «La Faz
social del Pueblo Araucano”, no necesita recomendación.
¿Qué fuente más intachable podemos desear para conocer la
etnología i el folklore mapuche que las descripciones dadas por un hijo
de la misma nación? El autor expone todas las noticias primero en su
lengua patria, el mapuche, i agrega una traducción castellana que a veces
es bastante libre, pero refleja evidentemente con claridad la idea del texto
araucano, ya que su autor maneja las dos lenguas
con
igual perfección. En las traducciones literales, interlineares, que
acompañan la mayor parte de los trozos, el análisis de muchas
formas verbales se habría podido dar también de otro modo,
más minuciosamente. Pero no se olvide que en lenguas tan absolutamente
distintas como el mapuche i el castellano toda traducción literal es casi
imposible. He creído conveniente que se publique la obra de Manquilef
exactamente como la escribi6. Los interesados pueden comparar mi modo de
analizar en los ESTUDIOS ARAUCANOS. La excelente Gramática Araucana de
Frai Félix José de Augusta (Valdivia, 1903) i las
interesantísimas Lecturas Araucanas, del mismo autor (Valdivia, 1910) dan
otros tantos materiales científicos para el cotejo de ambas lenguas. El
lingüista que no rehuya el trabajo de la comparación
comprenderá cómo Manquilef lucha a veces por encontrar una
expresión adecuada en castellano para lo que en su concepto expresa la
frase india; aun cuando algunas veces no se pueda considerar como enteramente
satisfactorio el análisis, siempre será útil e instructivo.
El
trabajo del señor Manquilef ha sido leído en la Sociedad de
Folklore Chileno en la sesión del 9 de Octubre de 1910.
RODOLFO LENZ.
Santiago,
5 de Abril de 1911.
Manuel
Manquilef(Su
descendencia y educación)
Yo,
Manuel Segundo Manquilef, nací en la revoltosa comarca de Makewa, en el
lugar denominado Mütrenko, el 31 de mayo de 1887.
Mi padre el
cacique Fermín Trekamañ Manquilef i mi madre la cautiva chilena,
Trinidad González, criáronme como hasta la edad de un año,
época en que se me entregó a mi abuela paterna.
Esta me
cuidó como una reliquia de sus esperanzas. Mi abuelita vivía en
Pelal, pertenencias actuales del cacique Manquilef, lugar situado a legua y
media al S. O. de la estacion de Quepe.
Allí
en Pelal, en medio de los matorrales, recuerdo frescamente las primeras
representaciones de mi infancia. Vestido con un negro chiripan, (especie de
pantalón) con una mantita listada i con un lindo trarilonco encarnado,
corría alegremente tras el numerosos rebaño lanar, conduciendo por
las tardes al corral dos o tres corderitos nuevos.
¡Oh! esas primeras
representaciones jamás se olvidan i por eso nunca borraré de mi
mente la vez primera que mi ayin kukú, amada abuelita, me hizo cantar los
lindos amorosos versos, que ella me había enseñado, a la
simpática Mecei, indiecita que hoy es machi y pasa por ser la más
bella de Pelal.
Tampoco
olvidaré la parte activa que tomé en los neikurewen y en los
machitun o kamarikun, cuando al son ya del kultrun, ya de la trutruka, ya del
klarin, ya del lolkiñ, levantaba alternativamente mis rodillas para
bailar el purün, simple baile: el choikepurün, baile del choique; el
tregülpurün, baile del queltehue; y cuán agradable era para mi
mover la cabeza al compás de los instrumentos para danzar el famoso
lonkomeu, baile de la cabeza!
Frescos están todavía
los ratos agradables que pasé en compañía de varios
muchachos de mi edad, cuando pastoreábamos las yeguas y en los momentos
de ocio jugábamos al kechukawe y a1 awarkuden formando una algazara
fenomenal.
En otras ocasiones
avivábamos nuestra pereza organizando un paliñ, juego en donde
rivalizábamos en ser los mejores para el mallkotun, pelotear, y para
entonar el famoso diálogo diniliyiñ.
La siesta, o sea la hora del
meridiano, venía a señalar el término de nuestra jugata
para conducir nuestros animales al estero, en donde nosotros
rivalizábamos en ser los mejores weyelkantufe, nadadores.
Ante todo, réstame decir que
todos mis compañeros de juego sabían que era hijo de una chilena y
como practicase las costumbres igual i, a veces, mejor que ellos,
designáronme con el apodo de Cheuntu, que quiere decir: el que se vuelve
gente. De este modo, pues, viene el nombre de Segundo con que también se
me bautizó.
Tal
fue, pues, mi primera educación i crianza.
Permaneciendo
una tarde a la orilla del fogón de mi ruka, teniendo a mi abuelita en mi
frente y estando yo con mis piernas cruzadas raspando una papa para
engullírmela con medkeñ (sal molida con ají); vi
repentinamente a una señora con mi padre i que con ansias me
contemplaban. La señora me habló i yo corrí a las rodillas
de mi abuela sin entender una palabra del idioma que la chiñurra hablaba.
A1 día siguiente se me condujo a una escuela pagada en donde
permanecí tres meses, logrando huir furtivamente, a1 fin de ese tiempo, a
mi tierra. En esta escuela aprendí a articular palabritas chilenas.
A fin de que no huyese más se
me llevó a Temuco a la escuela elemental regentada por mi compatriota i
actual amigo don Manuel Antonio Neculman.
En este establecimiento
aprendí a hablar con cierta corrección el idioma; además
leía y escribía con notable perfección.
Permanecí en la escuela del
señor Neculman seis años, pasando después a la superior
regentada por Don José del Carmen Alvarado.
En el año 1900 ingrese a las
aulas del Liceo, en donde tuve como profesor de Castellano durante dos
años a1 distinguido escritor i rector del establecimiento don Tomas
Guevara.
Por consejos y por
recomendaciones del visitador de escuelas de Cautín, don Salvador
Castañeda, resolví presentarme como aspirante a normalista i el 26
de Diciembre de 1901 rendí examen de admisión en la Escuela Normal
de Chillan.
En
Chillan permanecí desde Marzo de 1902 hasta el 24 de Diciembre de 1906,
época en que recibí mi título como preceptor normalista.
Como
normalista i como ex-alumno del Liceo de Temuco, llegué a la
rectoría de este establecimiento solicitando un puesto i el distinguido
pedagogo don Tomas Guevara, con esa amabilidad i esa sinceridad que le
distinguen, ofrecióme para mientras el puesto de Escribiente i
Bibliotecario. En este puesto pude aprender mucho, leía constantemente y
muy a menudo consultaba a mi jefe, llegando a adquirir con el Señor
Guevara «relaciones de íntima seriedad».
Permanecía ya dos meses en mi
puesto, cuando se me nombró, además, Inspector del Curso
Práctico. Con estas ocupaciones permanecí todo el año de
1907, retirándome, en seguida, del establecimiento por haberse suprimido
el Curso Práctico.
El año
de 1908 fui profesor del idioma mapuche en el «Internado Araucano»,
que sostiene la misión inglesa en Quepe. Una vez vuelto a Temuco, algunos
colejios particulares, honráronme con su confianza, contándome
entre sus profesores. Entre estos establecimientos está el
«Instituto Alemán- Chileno» en
donde se implanta la co-educación, i el de señoritas denominado
«Colegio Santa Filomena».
Estando
aun en Quepe recibí en Marzo de 1909 la trascripción del
nombramiento que se me hacía como profesor de Gimnasia y de
Caligrafía del Liceo de Temuco.
MANUEL
MANQUILEF G .
Temuco,
30 de Mayo 1910.