7.
Medio ambiente y cosmovisión
La
presencia diaguita desde períodos precolombinos, a pesar de que con la
llegada de los españoles se llamó reducto Huascoaltino, se ha
constatado igualmente que su continuidad temporal y territorial en los
últimos siglos. Así, la permanencia territorial y la resistencia
cultural en cuanto a la adaptación ambiental, la reproducción
socioeconómica de estos linajes indígenas en condiciones de
restricción de espacios ecológicos complementarios, y la
reproducción de la cosmovisión a través del mantenimiento
de códigos culturales, son reconocidas en el espacio
habitado.
Lo anterior ayuda a comprender -aunque hipotéticamente- la permanencia de
pautas de arraigo ancestral respecto de la división social del trabajo
que aún se observa en las familias del reducto indígena, y que se
basa en que las mujeres y niños cuidan del ganado y el hombre
efectúa los largos viajes de comercio y arriería. La labor de caza
de guanacos hasta principios de siglo, era desarrollada por mujeres y hombres y,
se mantuvo hasta hace pocos años cuando se prohibió su captura.
En
cuanto a las características ambientales del territorio huascoaltino,
segregado a inicios de la colonia del valle más fértil del dominio
indígena-diaguita -El Carmen y San Félix-, debió
probablemente generar una readaptación de la economía, desusando
la agroalfarería para dedicarse a la caza, recolección,
horticultura y ganadería de subsistencia en esta inmensa soledad
cordillerana, entre las profundas quebradas donde se desarrollan las vegas,
aguadas y los campos de pastoreo insertos en variados
ecosistemas.
Los
desafíos por seguir profundizando acerca de los huascoaltinos,
permitirán dar respuesta a numerosas preguntas que constituyen una fuente
insospechada de conocimiento para comprender la continuidad y cambio de la
cultura de un reducto indígena diaguita que logro mantenerse como pueblo
de indios durante el período colonial y que mantuvo su presencia durante
los siglos XIX y XX. De igual manera, los trabajos de campo, los estudios
arqueológicos e históricos sobre los diaguitas pre y
protohistóricos, han entregado evidencias que permiten asegurar que los
huascoaltinos, en su gran mayoría, son descendientes de diaguitas que
conservaron un territorio ancestral. (Ver Mapa Nº 15)
Las condiciones ambientales de la zona huascoaltina, se pueden definir con los
siguientes antecedentes. La referencia climática más cercana son
los registros de la cordillera de Doña Ana
(30°
S), donde los inviernos son húmedos y fríos (mayo a octubre), y
los veranos son cálidos y secos (diciembre a marzo). A los 3.750 m. la
temperatura media anual es de
4,3°
C y julio es el mes más frío
(-1,8°
C.) y enero es el mes más cálido
(9,9°
C.). La precipitación media anual es de 242,3 mm con el 96% de ella
caída durante el invierno como lluvia o nieve. Una característica
que es común a las zonas áridas, es la gran variedad interanual en
la cantidad de precipitación. En estas áreas son frecuentes los
años “secos” y los años “lluviosos”, y
poco frecuentes los años “normales” (con precipitación
cerca del
promedio).
La
Eco-región altoandina se produce sobre los 2.000 metros, altura que
abarca los límites de la Región arbórea. Sobre esta altura
prácticamente no existen vegetales mayores que 50 cm. Como consecuencia
de los derretimientos de las nieves a estas alturas, se forman vegas o
veranadas, que son lugares muy húmedos donde crece abundante
vegetación, la que se mantiene hasta otoño y donde son llevados
los animales a pastar cuando escasea el forraje fresco en los sectores bajos.
Niemeyer, Hans. “Descripción de la Hoya...” Op. cit. Molina,
Raúl y Martín Correa. “Informe sobre la
ocupación...” Op. cit. Arroyo MTK, et. al. “La flora de la
cordillera...” Op. cit. Aldunate, Carlos, J. Armesto, Victoria Castro y
Carolina Villagrán. “Estudio etnobotánico en una comunidad
precordillerana de antofagasta: Toconce”.
Boletín
del Museo Nacional de Historia
Natural Nº 38.
Santiago. 1981. Y Castro, Milka; Carolina Villagrán y M. Kalin-Arroyo.
“Estudio etnobotánico en la Precordillera y Altiplano de los Andes
del Norte de Chile (18º-19º S)”.
El
Hombre y los Ecosistemas de
Montaña. Vol.
II. MAB-6. UNESCO. Montevideo. 1982.