Bienvenido al Territorio Diaguita. Aquí encontrarán información relevante sobre este pueblo originario.
El Territorio contiene cuatro temas principales: Pueblo (Historia, Gente, Lugar, Costumbres), Lengua (Uso, Palabras), Costumbres (Rituales, Cosmovisión) y Arte.
También hay un Mapa Interactivo que hace un recorrido en el Territorio en forma de animación interactiva. Los profesores y alumnos, encontrarán los textos e imágenes en una única página que podrán imprimir y leer con calma.
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El kakán era la lengua del pueblo Diaguita, provenientes del norte de Argentina y que poblaron los fértiles Valles Transversales.
Los estudios de Rodolfo Schüller sostienen que en ambas vertientes se habló esta lengua hoy totalmente extinguida.
Actualmente sólo se conservan algunas palabras kakán en apellidos, toponimia local (nombres de lugares), tales como:
Lugares:
Antofagasta, Chalingasta, Elqui, Sotaquí, Atacama, Calama, Toconao, Ticnamar, Combarbalá, etc.
Apellidos de origen diaguita son:
Alballay, Campillay, Sapiaín, Talinay, Chavilca, Tamango, etc.
Nombres de plantas:
Chañar, gualtata, chilca, yalipalqui, palqui, etc.
Fuente: Crónica y copiosa relación y verdadera de los Reinos de Chile. Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina, Santiago, 1966.
Los primeros vestigios cerámicos de los Diaguitas, encontrados en la Quebrada de Las Animas, del Valle de Elqui (IV Región), corresponden al período arcaico. Los platos de esta etapa son bastante hondos, de paredes gruesas y con forma de media naranja (semiglobulares). Los utensilios se decoraban con gruesas líneas formando círculos concéntricos, tanto en el interior como en el exterior del plato.
Al finalizar el período de transición, los Diaguitas comienzan a innovar en la decoración de la alfarería, con lo que se incorporan otras formas: ganchos, triángulos y el trazo escalonado, característico de la decoración de los pueblos precolombinos.
Durante el período clásico, aparecen los llamados jarros pato y algunos vasos decorativos. La gran mayoría de los platos de este período tienen las paredes verticales, inclinadas hacia afuera, hacia adentro o perpendiculares. Los dibujos decoran la parte exterior del plato, mientras que el interior va pintado de rojo. Los motivos geométricos se hacen más comunes.
Los llamados jarros pato, junto con las urnas y la cerámica antropomorfa, son la obra maestra de la cultura diaguita.
La economía diaguita se basaba en la agricultura y la crianza de ganado, complementadas con la caza de algunas aves y el intercambio con otros pueblos.
Cultivaban el maíz, la teca, los porotos y la calabaza. Domesticaron la llama y el guanaco, animales que les fueron muy útiles en el transporte y la carga.
Sus casas estaban construidas con materiales vegetales, y utilizaban las pircas, de influencia atacameña, para dividir los terrenos.
Los distintas formas de sepulturas muestran una evolución espiritual en cuanto a la creencia de una vida extraterrenal y divinidades.
Básicamente consisten en un recinto rectangular excavado bajo tierra, con dos bloques de piedra inclinados para proteger al difunto. También, algunas de ellas, sugieren que las esposas eran enterradas junto a sus maridos. Tal costumbre pudo tener como objetivo la mantención del equilibrio entre los sexos.
Hombres y mujeres eran de estatura más bien baja, de color aceitunado claro. La deformación craneana, práctica usual entre los diaguitas, no produce efectos tan llamativos o negativos.
La Cultura Diaguita, agrícola y alfarera, existió entre el siglo VIII y XV d. C, y fue contemporánea a la cultura atacameña.
Este pueblo posiblemente emparentado con los diaguitas argentinos, habría cruzado la cordillera para asentarse en los fértiles valles del Norte Chico entre los ríos Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí y Choapa, entre los siglos V y VI. Al asentarse en esta área habría reemplazado a la antigua cultura de El Molle, que se extendía desde el valle del Huasco por el norte, hasta el Choapa por el sur.
Los Diaguitas son reconocidos por su arte cerámico, que se caracteriza por su fina factura y rica decoración con figuras geométricas: líneas rectas, zig-zag y triángulos adosados a una línea. Sus colores son generalmente el blanco, rojo y negro.
La economía diaguita se basaba en la agricultura y la crianza de ganado, complementadas con la caza de algunas aves y el intercambio con otros pueblos.
Cultivaban el maíz, la teca, los porotos y la calabaza. Domesticaron la llama y el guanaco, animales que les fueron muy útiles en el transporte y la carga.
Sus casas estaban construidas con materiales vegetales, y utilizaban las pircas, de influencia atacameña, para dividir los terrenos.
Los distintas formas de sepulturas muestran una evolución espiritual en cuanto a la creencia de una vida extraterrenal y divinidades.
Básicamente consisten en un recinto rectangular excavado bajo tierra, con dos bloques de piedra inclinados para proteger al difunto. También, algunas de ellas, sugieren que las esposas eran enterradas junto a sus maridos. Tal costumbre pudo tener como objetivo la mantención del equilibrio entre los sexos.
Hombres y mujeres eran de estatura más bien baja, de color aceitunado claro. La deformación craneana, práctica usual entre los diaguitas, no produce efectos tan llamativos o negativos.
Los diaguitas explotaron las minas de cobre antes de la llegada de los Incas, los cuales, al parecer, introdujeron la extracción del oro y la plata en nuestro territorio, con el objeto de cobrarlos en forma de tributos.
Al parecer el bronce fue traído de Bolivia o bien era estaño transformado en forma de pequeñas láminas.
Probablemente el uso de los metales fue introducido en Chile por los Chinchas, quienes pasaban por Tihuanaco y el imperio Inca.
Entre los objetos hallados se cuentan: aros, cinceles (El Olivar), hachas(Hurtado), cuchillos y tumis, placas muy rústicas de metal, anzuelos, agujas de cobre, brazaletes, manoplas y tres pequeñas estatuas incaicas, dos de oro y una de plata.
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Fuente: "El Arte Diaguita en las Colecciones de los Museos de Santiago"
La alfarería de esta zona es la más hermosa, la más fina y bien decorada de todas las que se encuentran en el país. Se distingue de las demás por su factura, por sus formas típicas y sobre todo por la técnica de su decoración. Si bien aparece durante el período de Tiahuanaco, tuvo un desarrollo propio después de la decadencia y desaparecimiento de aquella civilización, absorbió ciertos elementos de la cultura chinchas, los que desarrolló de una manera típica, creando un arte de estilo propio y diferente a cualquier otra cultura.
La cerámica tuvo varias fases, en un principio se caracterizó por sus diseños geométricos, de cruces y escalonados de decoración. Posteriormente, trabajadas siempre sobre la base roja con pintura blanca y roja, por dentro y por fuera de la pieza, comienzan a aparecer las formas humanas. Luego en su período clásico, aparecen los "jarros pato", de forma más redondeada, sin sofisticaciones y con mango o decoración en relieve. Y, por último, con una fuerte influencia inca, aparecen los diseños con formas animales y decoración avanzada, como triángulos y "tableros de ajedrez".
Fuente: Arqueología. Museo Municipal de San Antonio.
http://www.geocities.com/RainForest/Andes/9652/colearqu.html