El habitat del pueblo Quechua se sitúa en la zona precordillerana y altiplánica, territorio que comparte con el pueblo Aymara.
El pueblo quechua en el territorio chileno representa un grupo minoritario que tempranamente y en distintos períodos ha poblado la zona norte (Ollagüe) en la III Región.
Luego del proceso de domesticación de plantas y animales, la zona de Ollagüe fue ocupada -de manera dispersa- por grupos de pastores vinculados culturalmente a los habitantes del altiplano boliviano colindante, particularmente con Lípez. Consolidado el sistema de vida agropastoril, entre los años 900 al 1.380 d. C., se continuó ocupando el sector oeste del salar San Martín, que además de la caza de guanacos y avifauna, aseguraron la supervivencia y reproducción de los rebaños de llamas y alpacas.
Una vez anexado este territorio al Estado chileno -después de la Guerra del Pacífico (1879)-, se transita de un sistema de dominación neocolonial -sostenido por el Estado boliviano- marcado por el impuesto a la tierra de los indígenas, a una economía capitalista de enclave centrada en la minería.
Las poblaciones pastoriles de Ollagüe comienzan a vincularse al desarrollo de la minería bajo diferentes modalidades, ya sea vendiendo sus productos pecuarios a los centros mineros, o, una vez iniciado el funcionamiento de las azufreras y la explotación del cobre a gran escala, con la venta de combustible vegetal -llareta- a estos centros mineros. En este contexto, el trabajo agrícola estará condicionado por las restricciones que impone el medio ambiente -puna árida salada, escasas precipitaciones y un régimen térmico extremo-.
El poblado de Ollagüe, se constituyó alrededor de la última estación del mismo nombre del ferrocarril Antofagasta-Bolivia, la que junto a San Pedro, es la estación más importante del tramo comprendido entre Calama y la frontera.