Los yagan tenían ritos de iniciación similares a los de los kawésqar y los Chonos. Estos rituales se efectuaban cuando se juntaba un grupo significativo de jóvenes en edad de pasar a la adolescencia, y cuando había un excedente de alimentos suficiente como para interrumpir la búsqueda constante de sustento, propia de los pueblos nómades (una ballena varada, por ejemplo).
Según las observaciones de los cronistas de la época, enterraban a sus muertos al interior de cavernas y bosques.
Una verdadera escuela de costumbres, normas y conocimientos necesarios para la sobrevivencia de la comunidad, era el Chiejaus. Allí se aprendía un principio fundamental en la vida de los canoeros: «Nosotros, hombres y mujeres, ante todo debemos ser buenos y útiles a la comunidad».