La creación de todo lo existente se conocía como Watauiwineiwa. A pesar de no haber coincidencia al respecto, Watauiwineiwa no era adorado, de acuerdo a como tradicionalmente la sociedad dominante ha entendido el teísmo. Ello debido a que esta entidad estaba en todas partes, y se manifestaba en cada cosa, lugar o ser.
Entre los yagan existieron, y fueron importantes los curanderos o chamanes. Llamados Yekamush, quienes podían sanar enfermos, curar desequilibrios emocionales, e invocar a los espíritus.
El etnólogo Martín Gusinde describió como actuaba un hechicero: "(...) se dispone el hechicero a actuar mediante un largo canto, llamando en esta forma a los espíritus para que le auxilien. Nada debe molestar ni distraer su atención; prefiere verse solo con los que le piden su ayuda, los cuales se sientan o se tienden ante él. Entre cantos y suaves balanceos del tronco "va reuniendo en un determinado lugar la materia enfermiza", chupándola violentamente con sus labios. En seguida la escupe en la palma de la mano y la sopla después".