Los Pueblos Indígenas que existen y existieron en Chile, son descendientes de los pueblos originarios que habitaron el continente americano. Específicamente en Chile, estos pueblos poseen un pasado de larga duración, su historia es extensa y se remonta a miles de años. Junto con ello, estos primeros habitantes realizaron una apropiación del territorio y una domesticación de los recursos naturales, que les permitió vivir en estas tierras desarrollando sociedades y culturas únicas y originales.
Los descendientes de estos primeros habitantes, en el presente, desarrollan su cultura inmersos dentro de una cultura mayor, la global,pero logrando en el camino del rescate de su cultura ancestral aportar y hacer visibles las costumbres milenarias que ya daban soluciones a temas como el cuidado del medio ambiente, y el de humanidad.
La supervivencia y vigencia de estos pueblos que han sobrevivido al dominio y la conquista de extranjeros, se sustenta en prácticas que valoran la vida sobre el planeta respetado como madre tierra con la cual mantienen una actitud humilde y sabia, pues perciben su ser dadora de vida y por eso es honrada y reverenciada.
La cosmovisión de los pueblos ancestrales nace de la observación del universo, el que se percibe en cada uno de sus seres y elementos. Padre sol y madre tierra, son conceptos presentes y dialogantes y con ellos se vive, en el día a día, aún en este presente pragmático y de respuestas parciales, sin sentidos de totalidad humana.
Sobre Niñez Indígena en Chile se sabe a niveles de estado y de especialistas e investigadores. Hace falta no obstante saber quiénes manejan estos datos y qué hacen con ellos, como también, desde qué mirada. ¿Desde el concepto de pobreza material versus capacidad de consumo, muchas veces innecesario y perjudicial y contrario a las prácticas milenarias que les han asegurado sobrevivir al rigor del poder dominante?
Nos gustaría creer que incluir es incorporar a la niñez indígena, con sus prácticas, saberes, formas de crianza, al quehacer en el aula y e instancias de participación social es una ventaja que debe estar presente en la escuela y en la mirada de estado que avanza cuando considera los aportes que la cultura de los pueblos indígenas ofrece a la sociedad chilena.
Datos duros
En Chile, un 8,7% de la población menor de 18 años es indígena, grupo que concentra los mayores índices de vulnerabilidad. Un 29,5% de ella se encuentra bajo la línea de la pobreza, cifra bastante superior si se compara con el porcentaje de la población no indígena que asciende a un 22,5%. Esta brecha se refleja, además, en diversas dimensiones de sus condiciones de vida como educación, ingresos, vivienda y otras que afectan sus oportunidades de inclusión social. Junto con ello, muchos niños indígenas sufren discriminación en la escuela y la sociedad. El 88% de los niños, niñas y adolescentes indígenas no habla ni entiende su lengua originaria, lo que incide en el debilitamiento y pérdida de la cultura.
Entre los obstáculos que dificultan el acceso de los niños, niñas y adolescentes indígenas al ejercicio de sus derechos, se encuentra la falta de pertinencia de la mayoría de las políticas y programas que componen la oferta pública dirigida a la infancia, para adecuarse a la realidad cultural de los diversos territorios. Junto con ello, existe consenso respecto de la necesidad de contar con recursos humanos dotados de habilidades y competencias adecuadas para el trabajo intercultural con la población indígena en los diversos sectores.
Los niños y niñas que viven en diversas comunidades mapuche en La Araucanía, sufren y están expuestos constantemente al impacto de la violencia que el denominado conflicto entre el Estado de Chile y el pueblo mapuche genera en sus familias, en sus espacios de vida y en su propio bienestar físico, psicológico y emocional.
2. Infancia indígena y UNICEF
Por más de 15 años, UNICEF viene contribuyendo a la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes mapuche de la Región de La Araucanía, promoviendo el enfoque intercultural en las políticas públicas y programas destinados a la infancia y adolescencia, la formación de recursos humanos y la prevención de la violencia contra los niños que viven en las llamadas zonas de conflicto.
UNICEF trabaja en alianza con diversas organizaciones públicas y de la sociedad civil, particularmente en la Región de la Araucanía, donde persisten las principales brechas para contribuir a la protección de los derechos de los NNA indígenas, a la educación intercultural bilingüe, a la pertinencia cultural de los programas de infancia y al fortalecimiento de capacidades de recursos humanos que trabajan con niños, niñas y adolescentes en derechos de la infancia con perspectiva intercultural. Asimismo, y en coordinación con los organismos competentes, UNICEF monitorea las situaciones de violencia que afectan a los niños, niñas y adolecentes mapuche en La Araucanía.
También realiza estudios tendientes a conocer la situación de los niños y niñas indígenas en las distintas dimensiones de su desarrollo, con el fin de contar con información confiable y actualizada que contribuya a la asignación de recursos y planificación de políticas y programas destinados a este grupo de la población.
UNICEF apoya la educación intercultural bilingüe prestando asesoría técnica, especialmente en lo que se refiere a la enseñanza de las lenguas originarias (mapuzugun, aymara y quechua) en aquellos establecimientos educacionales a los cuales asiste un alto porcentaje de niños, niñas y/o adolescentes indígenas. Además, adapta materiales de distribución masiva a las realidades de las diversas culturas originarias que existen en Chile.
Esta experiencia permite efectuar importantes aportes a las reformas legislativas e instituciones para la protección de los derechos de la infancia que están en curso.
3. Convención sobre los Derechos del Niño
Es el primer Tratado Internacional que se refiere expresa y particularmente a los niños, niñas y adolescentes indígenas. De esta forma, reconoce la importancia de las tradiciones y valores culturales de cada pueblo y la necesidad que tiene la niñez indígena de medidas especiales para el pleno disfrute de sus derechos.
Esto último ocurre porque la población infantil indígena necesita medidas especiales para el pleno disfrute de sus derechos, ello porque se enfrenta a una serie de dificultades para ejercer sus derechos y continúa siendo objeto de graves discriminaciones en varios ámbitos, tales como en su acceso a una educación de calidad; en el derecho a tener su propia vida cultural y a emplear su propia lengua; además del derecho a ser oída en las decisiones que le conciernen y a participar en la vida de su comunidad, entre otros.
4. Derechos en la Niñez Indígena
Los principales artículos que se refieren a la infancia indígena en la Convención sobre los Derechos del Niño son:
Artículo 30: “En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas o personas de origen indígena, no se negará al niño que pertenezca a tales minorías o que sea indígena el derecho que le corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión, o a emplear su propio idioma”.
Artículo 29.1.d): ”Los Estados partes convienen en que la educación del niño deberá estar encaminada a […] preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígena”.
Artículo 17 d): Los Estados partes “alentarán a los medios de comunicación a que tengan particularmente en cuenta las necesidades lingüísticas del niño perteneciente a un grupo minoritario o que sea indígena”.
5. Estadísticas
- La población infantil indígena representa un 2,3% del total de la población en Chile, y un 8,7% del total de menores de 18 años de edad (lo que equivale a cerca de 400 mil niños, niñas y adolescentes).
- El 85,5% de la población infantil indígena pertenece al pueblo Mapuche y un 8,2% al pueblo Aymara. El porcentaje restante se distribuye entre las otras siete etnias reconocidas en Chile.
Residencia
- Las tres regiones que concentran la mayor población infantil indígena a nivel nacional son: La Araucanía (24,3%), Metropolitana (23,8%) y Los Lagos (14,5%).
- El 70,5% de los niños, niñas y adolescentes indígenas vive en zonas urbanas.
Utilización de lenguas originarias
- El 88,3% de la población infantil indígena no habla ni entiende su lengua originaria.
- Solo un 4,5% de la población infantil indígena habla y entiende su lengua.
- De los adolescentes entre 14 y 17 años de edad, un 2,4% habla y entiende su lengua en las zonas urbanas. En zonas rurales lo hace un 11%.
Situación de salud
- El 90,6% de la población infantil indígena está en el sistema público de salud.
- La población infantil indígena de 5 años y menos presenta un sobrepeso de 10,8% y la no indígena de 14%.
- Un 29,5% de la población infantil indígena y un 22,5% de la no indígena vive en condición de pobreza.
Escolaridad
- La población indígena de 18 a 24 años de edad presenta una escolaridad promedio de 11,6 años; la no indígena, alcanza los 12,3 años.
- Un 44,1% de los niños y niñas indígenas entre 4 a 6 años de edad, en la zona rural, no asiste a un establecimiento educacional por problemas de acceso (no existe establecimiento cercano, dificultad de movilización, no hay matrícula).
- Un 18,6% de los indígenas llega a la educación superior; comparativamente, un 29,9% de los no indígenas lo hace.
Participación
- La población indígena menor de 18 años participa más que la no indígena en organizaciones sociales.
- Los espacios predominantes de participación de la población infantil indígena son las organizaciones religiosas, los clubes deportivos o recreativos y las asociaciones o comunidades indígenas.
(*) Fuente: Incluir, sumar y escuchar. Infancia y Adolescencia Indígena. Ministerio de Desarrollo Social – UNICEF Chile, noviembre de 2012; Encuesta CASEN 2011.
7.Niñez e Interculturalidad
Todos los seres humanos tienen derecho al reconocimiento de su cultura, a la no discriminación y a la preservación de su identidad cultural. Es en este ámbito que la interculturalidad va estrechamente ligada a los derechos de los niños y niñas indígenas.
¿Qué es la interculturalidad?
Es un enfoque que promueve y protege los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas, a partir del reconocimiento de la diversidad cultural, lo que implica otorgar legitimidad a las representaciones culturalmente distintas como también a sus prácticas. Para ello, las relaciones interculturales deben estar enmarcadas en un proceso constante de diálogo y apertura a repensar las propias concepciones y prácticas sociales a partir de las del otro.
La interculturalidad sostiene que para que exista un real diálogo es necesario previamente resolver las asimetrías de poder que se dan entre sujetos culturalmente distintos, ya que a partir de relaciones cada vez más horizontales, se generan espacios de participación igualitarios y se promueve el intercambio de saberes, lo que permite avanzar en la disminución de las desigualdades económicas, sociales y políticas (y de poder), generadas por diferencias culturales.
Educación intercultural
Este enfoque educativo rescata y valora las diferencias existentes entre los grupos culturalmente diversos, y promueve el diálogo permanente entre cada uno de ellos. Para la educación intercultural, las culturas y lenguas específicas tienen gran relevancia, ya que busca el reconocimiento mutuo entre ellas.
Una educación intercultural supone la existencia de establecimientos abiertos a la comunidad, donde estudiantes indígenas y no indígenas conviven armónicamente, son capaces de dialogar, sin discriminación, desde sus propias identidades culturales, donde se respeta y valora la diferencia.
La Ley General de Educación chilena señala como uno de sus principios inspiradores la “interculturalidad”, que “reconoce y valora al individuo en su especificidad cultural y de origen, considerando su lengua, cosmovisión e historia”.
El territorio que hoy denominamos Chile, ha tenido una larga historia de poblamiento. Alrededor de hace unos 10.000 años, y según algunos autores incluso más, arribaron desde el norte grupos de cazadores-recolectores que constituyeron comunidades a lo largo de todo el espacio que queda entre la Cordillera de Los Andes y el mar. Vestigios de su habitar subsisten desde el norte árido hasta la zona austral, lo que muestra su enorme capacidad de expansión y movilidad. Ellos son la base de nuestra diversidad cultural y étnica. En el transcurso de aproximadamente catorce siglos, los descendientes de estos primeros pueblos fueron transformándose poco a poco en diversas culturas y pueblos, los pueblos indígenas de Chile, los que sobreviven y los que han desaparecido. Estos pueblos y comunidades culturizaron un territorio salvaje, le otorgaron nombres a los cerros, ríos y paisajes, ocuparon por años y años las tierras donde hoy vivimos. Las primeras poblaciones probablemente eran pequeñas y poco a poco aumentaron en densidad, en capacidad tecnológica, en producción agrícola. Los descendientes de esos primeros pueblos, tuvieron que enfrentarse a los europeos al momento de su llegada. Un período nuevo se iniciaba en la historia americana, el de la resistencia e integración a la ocupación extranjera.
Los 9 pueblos originarios reconocidos y que en la actualidad mantienen viva sus prácticas culturales se conforman como tales en sucesivos intercambios regionales y en experiencias de dominación de pueblos que llegaron al actual territorio nacional ejerciendo dominación sobre ellos. Ellos son: aymaras, quechuas, likan antay (atacameños), en norte grande y kollas y diaguitas; en el Norte Chico. Mapuches, Zona Central y Sur. Y pueblos kawésqar y Yagán en la Zona Sur Austral. El pueblo Rapa nui es insular (Isla de Pascua).
Los Inkas dominaron diferentes regiones culturales, desde alianzas políticas en el norte hasta el Maule, en el centro de Chile. De este modo, se imponen nuevos cultos, se enfatiza la explotación de metales, se ocupan de una manera directa los caminos e instalaciones a través de centros administrativos y tambos, manejo de poblaciones de colonias –mitimaes- para mayor labor y tributación al “imperio”. Sin embargo, no hacía mucho tiempo que los inkas habían estructurado sus provincias del sur -Chile-, cuando se produce la invasión de Almagro, que anuncia desde la conquista el desarrollo de un Chile que será ampliamente poblado por europeos de origen hispánico. Sin embargo, no hay que olvidar que antes que los inkas llegaran al norte grande, chico y parte de la zona central, allí ya se habían desarrollado numerosas culturas.
En los pueblos originarios se manifiesta un sentido de integración con la naturaleza que ha llegado hasta él presente. Siendo notoria la percepción de las comunidades del poder de las fuerzas naturales a las cuales se les tiene presente, en cada acto de vida, porque no han perdido el sentido de vínculo debido en gran parte a que mantienen una forma de vida de subsistencia y relación directa con el territorio que habitan: agricultura, ganadería, pesca, pastoreo.
Y a pesar de que sus miembros se han sometido, a través de los últimos siglos a la convivencia con otros pueblos (conquistadores), no han perdido este respeto, cercanía con quien les da la vida.
Hoy se cuentan, las comunidades indígenas, entre los grupos que defienden y hacen práctica el cuidado del medio ambiente, siendo conscientes del peligro en que se encuentra el planeta y enseñándole a la cultura occidental, la que aun considera a la naturaleza como un reservorio de materias primas para su usufructo y consumo desenfrenado.
Los pueblos indígenas durante el siglo XX paulatinamente fueron siendo reconocidos como sujetos de derecho, como consecuencia de la larga lucha y la permanencia de sus poderosas culturas, que permearon las culturas dominantes foráneas impuestas a procesos violentos de dominación.
Como lo hizo la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas en el año 2007. En la cual en parte reconoce y afirma que:
"Afirmando que los pueblos indígenas son iguales a todos los demás pueblos y reconociendo al mismo tiempo el derecho de todos los pueblos a ser diferentes, a considerarse a sí mismos diferentes y a ser respetados como tales,
Afirmando también que todos los pueblos contribuyen a la diversidad y riqueza de las civilizaciones y culturas, que constituyen el patrimonio común de la humanidad,
Afirmando además que todas las doctrinas, políticas y prácticas basadas en la superioridad de determinados pueblos o personas o que la propugnan aduciendo razones de origen nacional o diferencias raciales, religiosas, étnicas o culturales son racistas, científicamente falsas, jurídicamente inválidas, moralmente condenables y socialmente injustas,
Reafirmando que, en el ejercicio de sus derechos, los pueblos indígenas deben estar libres de toda forma de discriminación,
Preocupada por el hecho de que los pueblos indígenas hayan sufrido injusticias históricas como resultado, entre otras cosas, de la colonización y enajenación de sus tierras, territorios y recursos, lo que les ha impedido ejercer, en particular, su derecho al desarrollo de conformidad con sus propias necesidades e intereses,..."
La Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato
La Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato, considerando los antecedentes históricos y luego de examinar un conjunto amplio de información de índole histórica, jurídica, social y económica, que le ha sido reportado por los grupos de trabajo temáticos y territoriales, se ha formado la convicción que:
* Los Pueblos Indígenas de Chile son descendientes de las sociedades pre-coloniales que se desarrollaron sobre el territorio en el que actualmente el Estado Chileno ejerce soberanía, a las que están ligadas por una continuidad histórica. Ellos fueron los primeros habitantes y ocupantes de este territorio. Fueron los primeros en domesticar su geografía, en poner nombres a los lugares y a las cosas. Han legado a la nación chilena sus costumbres y formas de vivir y convivir, conocimientos y, en fin, cultura, que forman parte de los cimientos de nuestra sociedad.
* El proceso de conformación del Estado – Nación chileno, supuso un intento sistemático y deliberado por asimilar a los Pueblos Indígenas: fue el intento de las élites del siglo XIX por conformar una ciudadanía leal a la Nación. La Nación chilena no es el producto de una evolución natural espontánea, que inspira al desarrollo no deliberado de una comunidad. El desarrollo del Estado Nacional en Chile, en cambio, es resultado de un proceso guiado por un proyecto político que -en conformidad a los ideales republicanos- tuvo por objeto erigir una comunidad sobre la cual fundar el universalismo de la ciudadanía. La “ceguera frente a la diferencia” que subyace a ese tipo de universalismo, se tradujo en la negación de la identidad y de la existencia de los pueblos originarios como entidades socio históricas. “Así como la Nación chilena se constituyó sobre la base del intento por asimilar – mediante la fuerza y la letra - a esos pueblos, el territorio nacional se estableció en aquellos espacios sobre los que el Estado no tenía control ni ejercía soberanía. A la época de la constitución del Estado chileno, el Pueblo Mapuche mantenía el control sobre el territorio comprendido entre los ríos Bio Bio, por el norte, y el límite constituido por el cordón de Panguipulli y el río Cruces en San José de la Mariquina, por el sur. Lo propio ocurría con el Pueblo Rapa Nui, cuyo territorio recién fue incorporado a la soberanía del Estado chileno en 1888, y con los pueblos que habitaban la Patagonia y canales australes, como es el caso de los Aónikenk, Selk’nam, Kawésqar y Yagán. Los pueblos Aymara, Atacameño y Quechua se encontraban sometidos a la jurisdicción de las también nacientes repúblicas de Perú y Bolivia. Una clara política expansionista del Estado chileno, permitió la ocupación definitiva de los territorios indígenas: el sometimiento del territorio mapuche a fines del siglo XIX; la anexión de las tierras aymaras, atacameñas y quechuas, como resultado de la Guerra del Pacífico, a través de la cual Chile disputó a Perú y Bolivia los territorios del extremo norte; la incorporación de Isla de Pascua a la soberanía del Estado Chileno en 1888, y; finalmente, la política de otorgamiento de enormes concesiones que el Estado desarrolló para hacer ocupación definitiva del extremo austral; fueron dando fisonomía definitiva al territorio de Chile, quedando las poblaciones indígenas diversas y numerosas que lo habitaban desde antiguo, bajo la 583 jurisdicción de un Estado a cuya constitución no habían sido invitados sino para formar parte de sus mitos y relatos fundadores. Ambos procesos – el de negación de la identidad y existencia de los Pueblos Indígenas a favor de la formación de una identidad nacional única, y el de apropiación de su territorio a favor de la consolidación del territorio nacional– si bien fueron exitosos en su objetivo de servir a la formación del Estado Nación chileno, tuvieron consecuencias que se arrastran hasta el presente, en algunos casos desastrosas, para los Pueblos Indígenas, como queda abundantemente acreditado en la evidencia que la Comisión ha examinado y que consta en este Informe: reducción territorial, fragmentación social, pérdida patrimonial, pérdida de vigencia de sus sistemas normativos propios, pérdida de sus idiomas por políticas de castellanización forzosa, y hasta la muerte y desaparición de Pueblos Indígenas enteros como los Aónikenk y Selk’nam, que fueron objeto de un verdadero genocidio ya que, junto con extinguirse su cultura, también se aniquiló a las personas que los integraban. A la par de ser objeto de políticas específicas y deliberadas, cuyos objetivos oscilaron a lo largo del Siglo XX entre la asimilación y la integración, los Pueblos Indígenas experimentaron las consecuencias de los procesos modernizadores posteriores a la Segunda Guerra Mundial. El resultado fue la asalarización, la urbanización, la extensión de la ciudadanía política y la educación, las que si bien permitieron la integración de enormes contingentes de población -no sólo indígenas– generaron el desarraigo indígena de sus formas de vida tradicionales. Con todo, los Pueblos Indígenas, incluidos los que protagonizaron procesos migratorios y se instaron en las ciudades, han sido capaces de reintegrarse adaptativamente generando nuevas formas de organización social, recomponiendo sus identidades, recreando sus culturas particulares, refugiándose en algunos casos en sus comunidades rurales, reivindicando su pertenencia étnica en las grandes ciudades, constituyendo movimientos socio políticos, generando alianzas políticas al interior del Estado y también más allá de las fronteras nacionales, y reclamando con cada vez mayor insistencia y visibilidad, el ser reconocidos en toda su particularidad. Gracias a esta voluntad de existir, sus historias han empezado a ser narradas y sus culturas valoradas, al tiempo que la sociedad chilena comienza también a reconocerse a sí misma en toda su diversidad. De lo expresado surge una verdad irrefutable que la actual identidad de los Pueblos Indígenas en Chile se ha constituido, finalmente, en relación y conflicto con el proyecto de construcción del Estado nacional. Bajo esta constatación, la Comisión ha alcanzado la convicción que es necesario dar cabida a una nueva oportunidad histórica para el entendimiento, propiciando un diálogo franco y abierto entre el Estado, la sociedad chilena y los Pueblos Indígenas, el que es propio de aquellos momentos históricos marcados por el florecimiento de la democracia y la paz entre todos los chilenos, y que debiera fundarse en los principios y propuesta que pasan a expresarse. 584 Con base a dichos antecedentes, la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato se ha formado la convicción que un Nuevo Trato entre los Pueblos Indígenas, el Estado y la sociedad chilena, debe edificarse sobre la base de los siguientes fundamentos: La “ceguera frente a la diferencia” condujo –mediante la fuerza y la letra- a la negación de la identidad y de la existencia de los Pueblos Indígenas. Por ello es que un Nuevo Trato debe fundarse, ante todo, en el reconocimiento que la sociedad chilena es culturalmente diversa, que al interior de la actual configuración de nuestra comunidad nacional co-existen diversas agrupaciones –los Pueblos Indígenas- que reivindican para sí una identidad histórico cultural particular y diferente a la del común de los chilenos, que dicha identidad se arraiga en lo profundo de una historia que empezó a construirse antes incluso de la llegada del conquistador y, evidentemente, de la construcción del Estado y de la nación chilena, y que dichas historias – múltiples y diversas – deben ser admitidas e incorporadas al relato de nuestra historia como país, rompiendo con el silencio y la invisibilidad en que hasta ahora han sido mantenidas. En concordancia con este principio de reconocimiento, la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato ha llevado a cabo su mandato considerando y examinando una amplia evidencia histórica, entre la que se cuenta la aportada por los propios Pueblos Indígenas de nuestro país. La Comisión se ha formado la convicción que no puede haber Nuevo Trato sin reconocimiento, y no puede haber reconocimiento sin que las voces silenciadas sean escuchadas. Ponderando en su mérito la amplia evidencia histórica que ha sido puesta a su consideración, la Comisión ha llegado al convencimiento que en la historia de la relación entre el Estado y los Pueblos Indígenas se verificaron hechos que los principios de una sociedad democrática, con conciencia de la dignidad de todos sus miembros, no debe estar dispuesta a aceptar. Que sobre la base de reconocer esa historia, es necesario admitir que el Estado y la sociedad chilena están en deuda con los Pueblos Indígenas que forman parte indisoluble de la nacionalidad chilena. La idea de un Nuevo Trato entre el Estado, la sociedad chilena y los Pueblos Indígenas, lleva consigo, entonces, la aspiración de que el Estado corrija y/o rectifique el “trato” dado hasta ahora a los Pueblos Indígenas y a sus integrantes. Este Nuevo Trato, debe llevar a que las relaciones entre los Pueblos Indígenas, el Estado y la Sociedad chilena, estén inspiradas en el respeto, la equidad, el mutuo reconocimiento, la justicia y la dignidad de todos sus miembros, principios que en el parecer de la Comisión son fundamentales para la convivencia nacional. Un Nuevo Trato supone, entonces, un nuevo tipo de relación entre los Pueblos Indígenas, la sociedad chilena y el Estado. Lo anterior entraña la definición y puesta en vigencia de un estatuto jurídico especial, que recoja un amplio reconocimiento de los Pueblos Indígenas, el cual comprende un conjunto de derechos cuya titularidad corresponde a los Pueblos Indígenas; que tiene por finalidad garantizar que el principio de reconocimiento que la Comisión recomienda consagrar a nivel constitucional, se exprese en la 585 posibilidad de los Pueblos Indígenas de vivir y desarrollarse de conformidad a sus propias identidades y sistemas culturales. Porque el reconocimiento no pasará de tener realidad discursiva, si no existen condiciones institucionales para que dichas particularidades culturales - que la regla constitucional pretende cautelar - puedan ser ejercidas por los Pueblos Indígenas. La definición y puesta en vigencia de este estatuto jurídico especial, requiere introducir modificaciones y perfeccionamientos en el ordenamiento legal, respecto de lo cual a continuación se formulan un conjunto de propuestas y recomendaciones. En todo caso, dichas reformas legales, a la vez de proveer un amplio reconocimiento, deben admitir formas flexibles y pertinentes de ejercicio de los derechos que dicho reconocimiento persigue consagrar, de conformidad a las particularidades culturales de cada Pueblo Indígena. La forma específica en que la norma establezca la modalidad que adquiera el ejercicio de tales derechos colectivos de los Pueblos Indígenas, deberá ser objeto de un trabajo posterior, en el que deberá garantizarse una amplia participación de los Pueblos Indígenas, considerando las recomendaciones que a este respecto se proponen más adelante. La Comisión deja constancia de la especial importancia que para los Pueblos Indígenas reviste su reconocimiento como “Pueblos”, categoría que no es reemplazable en el ámbito del reconocimiento por ninguna otra expresión. Lo propio ocurre con la utilización y reconocimiento de “Territorios Indígenas”, concebido como un espacio jurisdiccional donde los Pueblos Indígenas hacen efectivo los derechos colectivos que son atribuibles a su condición de Pueblos. La Comisión estima que una propuesta de Nuevo Trato basada en estos principios generales, recoge los logros y desarrollos del Derecho Internacional en materia de derechos de los Pueblos Indígenas, respecto de lo cual este informe entrega abundantes antecedentes. La Comisión está convencida que el país ha experimentado avances significativos en materia de reconocimiento de derechos de los Pueblos Indígenas, los que han permitido al Estado ir arbitrando medidas a favor de los Pueblos Indígenas y de los individuos que los integran. La creación y el fecundo trabajo de la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato, forma parte y es expresión de dichos avances. Al mismo tiempo, la Comisión desea instar al país, a los poderes del Estado, y a los diversos sectores que componen nuestra comunidad nacional, a continuar avanzando en esta senda, enfrentando cohesionada, con coraje, generosidad, profundidad histórica y sentido de país, el desafío mayor de atender y empezar a dar solución a aquellos litigios pendientes, cuyas raíces se hunden en lo profundo de una historia nacional en cuyo devenir se han ido forjando los rasgos de carácter y las identidades singulares de los diversos sectores que, con ellos, concurren a enriquecer el alma de Chile. 586 La Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato cree un deber señalarle al país su convicción que nuestra cohesión como comunidad nacional, nuestras posibilidades de desarrollo, nuestra inserción en un mundo sometido a procesos de globalización de envergadura y alcance planetario, no se forjan erigiendo nuestra identidad y nuestros proyectos de futuro sobre la base de continuar afirmando que la verdad de unos está por sobre la verdad de los otros. Ello lleva a sustraer de ese esfuerzo nacional a una parte muy significativa de nuestra comunidad, a nuestros Pueblos Indígenas. Nuestro país no puede continuar negando la substancia fundamental de la que está constituido: su gente, sus culturas, sus pueblos, su historia, su memoria. Allí reside nuestra fuerza para desarrollarnos y hacer parte de estos procesos globales, que nos enfrentan a la diversidad del mundo. Chile es más fuerte, Chile es más Chile, cuando da cabida a todos sus hijos.
Los pueblos indígenas durante el siglo XX paulatinamente fueron siendo reconocidos como sujetos de derecho, como consecuencia de la larga lucha y la permanencia de sus poderosas culturas, que permearon las culturas dominantes foraneas impuestas a procesos violentos de dominación.
Como lo hizo la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas en el año 2007. En la cual en parte reconoce y afirma que:
"Afirmando que los pueblos indígenas son iguales a todos los demás pueblos y reconociendo al mismo tiempo el derecho de todos los pueblos a ser diferentes, a considerarse a sí mismos diferentes y a ser respetados como tales,
Afirmando también que todos los pueblos contribuyen a la diversidad y riqueza de las civilizaciones y culturas, que constituyen el patrimonio común de la humanidad,
Afirmando además que todas las doctrinas, políticas y prácticas basadas en la superioridad de determinados pueblos o personas o que la propugnan aduciendo razones de origen nacional o diferencias raciales, religiosas, étnicas o culturales son racistas, científicamente falsas, jurídicamente inválidas, moralmente condenables y socialmente injustas,
Reafirmando que, en el ejercicio de sus derechos, los pueblos indígenas deben estar libres de toda forma de discriminación,
Preocupada por el hecho de que los pueblos indígenas hayan sufrido injusticias históricas como resultado, entre otras cosas, de la colonización y enajenación de sus tierras, territorios y recursos, lo que les ha impedido ejercer, en particular, su derecho al desarrollo de conformidad con sus propias necesidades e intereses,..."
Ver completo: http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=biblioteca/pdf/5509
Y revisar Convenio 169 de OIT
El territorio que ocupa Chile en la actualidad ha tenido una larga historia de poblamiento. Alrededor de hace unos 10.000 años -y según algunos autores incluso más- arribaron desde el norte grupos de cazadores-recolectores que constituyeron comunidades a lo largo de todo el espacio que queda entre la Cordillera de Los Andes y el mar. Vestigios de su habitar subsisten desde el norte árido hasta la zona austral, lo que muestra su enorme capacidad de expansión y movilidad. Ellos son la base de nuestra diversidad cultural y étnica. En el transcurso de aproximadamente catorce siglos, los descendientes de estos primeros pueblos fueron transformándose poco a poco en diversas culturas y pueblos, los pueblos indígenas de Chile, los que sobreviven y los que han desaparecido. Estos pueblos y comunidades culturizaron un territorio salvaje, le otorgaron nombres a los cerros, ríos y paisajes, ocuparon por años y años las tierras donde hoy vivimos. Las primeras poblaciones probablemente eran pequeñas y poco a poco aumentaron en densidad, en capacidad tecnológica, en producción agrícola. Los descendientes de esos primeros pueblos, tuvieron que enfrentarse a los europeos al momento de su llegada. Un período nuevo se iniciaba en la historia americana, el de la resistencia e integración a la ocupación extranjera.
En los pueblos originarios se manifiesta un sentido de integración con la naturaleza que ha llegado hasta él presente. Siendo notoria la percepción de las comunidades del poder de las fuerzas naturales a las cuales se les tiene presente, en cada acto de vida, porque no han perdido el sentido de vínculo debido en gran parte a que mantienen una forma de vida de subsistencia y relación directa con el territorio que habitan: agricultura, ganadería, pesca, pastoreo.
Y a pesar de que sus miembros se han sometido, a través de los últimos siglos a la convivencia con otros pueblos (conquistadores), no han perdido este respeto, cercanía con quien les da la vida.
Hoy se cuentan, las comunidades indígenas, entre los grupos que defienden y hacen práctica el cuidado del medio ambiente, siendo conscientes del peligro en que se encuentra el planeta y enseñandole a la cultura occidental, la que aun considera a la naturaleza como un reservorio de materias primas para su usufructo y consumo desenfrenado.
Semántica descolonizadora:
Colonización o colonialización
Román Crespo Titirico*
(Periodico Pukara octubre 2016)
Colonización o colonialización son términos que la mayor de las veces se confunde o se usa indiscriminadamente. Mejor dicho el concepto colonización con contenido en mayor medida de valor negativo: ocupación y administración ajena. En tanto el término colonialización, de poco o ningún uso, derivado de coloniaje.
La comunicación tiene como medio fundamental el lenguaje y éste los términos o conceptos con los que es posible entendernos y desarrollar los mecanismos de existencia o coexistencia. Los términos que utilizamos, como todas las cosas de la vida, tienen su tiempo de existencia: nacen, crecen, se desarrollan, se modifican, se reducen o se amplían en su significación, se reproducen y mueren.
Así, el termino colonización, al que muchos interpretan su etimología derivado del apellido del genovés Cristóbal Colon, “Descubridor de un nuevo mundo” (concepción eurocéntrica o imperial), es bastante antiguo y significa población y ocupación espacial. “El verbo colonizar viene del latín colonia (territorio establecido por gente que no es de ahí). La palabra colonia estaba presente muchísimos años antes del viaje de Colon. Esta palabra viene de colonus (labrador y habitante) y ésta de colere (cultivar, habitar). Colere podría venir del indoeuropeo kwel- (dar vueltas).”
Colonización o colonia significan ocupación territorial y desarrollo productivo y establecimiento en los mismos. El término coloniaje indica: En algunos países, período histórico en que formaron parte de la nación española (Real Academia de la Lengua Española). El ser humano creado, evolucionado o migrante ha iniciado su recorrido sobre la faz de la tierra ocupando espacios en busca de la tierra prometida o la loma santa o en procesos de hominización. La pareja bíblica expulsado del Edén y leyendas de origen de pueblos o migrantes alienígenas con el mandato de exploración y establecimiento de naciones. En procesos de hominización ocupando espacios en contraposición con otras especies en territorios de África, Asia y Europa. Respecto al poblamiento en el continente de las Américas se establece que se ha dado por sucesivas migraciones del macizo afro-euro-asiático.
El planteamiento de originarios dada su insuficiencia de elementos probatorios no es aceptada. A partir de su punto de origen grupos humanos fueron ocupando espacios geográficos, en principio sin determinar residencia fija, en función de sus requerimientos alimenticios (cazadores-recolectores) o de salvaguarda, nómadas. Posteriormente, la escasez ha promovido el desarrollo de capacidades de domesticación de especies vegetales y animales, provocando cambios de vivencia humana: semi sedentarios y sedentarios. Estableciendo consiguientemente procesos de colonización.
Colonización es un término que se utiliza en distintos contextos, pero siempre con el sentido de indicar la población u ocupación de espacio. Se utilizaba originalmente para describir hechos y procesos históricos. Sin embargo, la biogeografía del siglo XIX extendió su uso para describir ese tipo de relación con su ambiente de todo tipo de seres vivos (animales, plantas, micro-organismos, etc.) (Wikipedia). El “mandato” de exploración y radicación (para creativos o de migración) o en procesos de hominización a partir de su centro de origen (creativo, migrante u orgánico en 5 milenios o 5,000 años) ha determinado ubicaciones de grupos humanos en distintos puntos del planeta, cada cual con desarrollos propios, independientes y según los ambientes generando características biológicas diversas en tamaños, color, comportamientos. Los grupos humanos esparcidos en la geografía, en principio como nómadas, cazando y recolectando alimentos necesarios para su sustentación, debían seguir recorriendo hacia otros sitios. Algunos grupos según la capacidad de la provisión correspondiente fueron estableciéndose por periodos más largos, llegando a la calidad de semi sedentarios. Nómadas y semi sedentarios en cuanto el abastecimiento era insuficiente iban en búsqueda de otros espacios. Podemos decir que no llegaron al estadio de colonización.
Dejan los espacios de los cuales se abastecían. La sedentarización se inicia con fijación de residencia, provocada por la observación de renovación, es decir el remplazo de lo consumido y consiguientemente solvencia para seguir viviendo. Es este el proceso de colonización: ocupar espacio geográ-fico y producir en el mismo. Naturalmente en espacios sin ocupación de otros grupos humanos. Nuestro planeta cuenta con 148,940,000 Km2 de tierra (29.2% de superficie de la Tierra) y 361,132,000 Km2 de agua de océanos (70.8% ). La población actual es de 7,000,000,000 de habitantes, aproximadamente 47 habitantes por Km2 .
En el décimo milenio A. C. la población era alrededor de 1,000,000. (6 habitantes por cada 1.000 Km2), bastante espacio para procesos de colonización. Las Américas para el año de las invasiones europeas se estima en 10,000,000 de habitantes. Para el año 1750 se estima 18,000,000 de habitantes; actualmente, llega a los 1,000,000,000. Los pueblos en el Planeta Tierra se hallan en estados de colonización y de coloniaje (colonialización). Es decir, territorios reconocidos por la comunidad internacional como propios, en número de 193 registrados en las Organización de las Naciones Unidas (ONU) y territorios ocupados, reconocidos como indígenas o en procesos de liberalización.
Como se anota, coloniaje significa ocupar territorios ajenos (De colonia). m. Am. En algunos paí ses, período histórico en que formaron parte de la nación española. Y De colonia. Conjunto de personas procedentes de un territorio que van a otro para establecerse en él. Territorio fuera de la nación que lo hizo suyo, y ordinariamente regido por leyes especiales. Territorio dominado y administrado por una potencia extranjera. Las acepciones últimas comprometen el sentido original de colonial o de colonización. Que ciertamente debería diferenciarse y considerar el termino coloniaje o colonialización por “Territorio dominado y administrado por una potencia extranjera”.
* Roman Crespo Titirico:
"Por el agua que es de todos y de nadie. Derecho consuetudinario indígena"
"PLAN COMUNITARIO PILOTO PARA GESTIÓN DEL AGUA EN UNA COMUNIDAD INDÍGENA".
Una propuesta de trabajo para el presente con gran proyección de futuro propone el anteproyecto dirigido a las comunidades indígenas. Su autora y colaboradora de Serindigena, entomóloga y doctora en comunicación, Sara Zelada, nos envía esta iniciativa, impulso a la acción, con un primer llamado que todos sabrán acoger.
Los invitamos a conocer en la voz de la experta, los primeros párrafos de esta propuesta y a seguir leyendo en la biblioteca virtual el documento completo (11 páginas).
"Existe hoy una crisis de sostenibilidad de los ecosistemas acuáticos, agravada por los problemas del hambre en el mundo: 1.200 millones de personas no tienen acceso al agua potable. De mantenerse esta tendencia, serán más de 4.000 millones en el año 2025. Se degradan “las pesquerías fluviales y marinas, esenciales en la dieta de millones de personas, especialmente en las comunidades pobres, y se arruinan formas tradicionales de producción agropecuaria vinculadas a los ciclos fluviales” (Arrojo, 2008). Las empresas privadas clasifican el agua como “capital natural” en vez de considerarla “patrimonio natural”. La naturaleza es para las multinacionales un factor de producción siendo así su preservación una forma de inversión para sus intereses particulares (Ramírez y Yepes, 2011, pág. 151). Gudynas (2000, págs.7, 11) sostiene que “la valoración económica de la naturaleza rápidamente llevó al concepto de capital natural. Esta idea se asocia además al creciente uso de los conceptos de capital social (o humano) para referirse a atributos como la salud y educación de las personas, todas ellas incluidas”. Sin embargo, no se considera el valor espiritual de estos bienes, como tampoco los procesos ecológicos propios de la naturaleza, ni “las exigencias con el legado ecológico de nuestros países como los desafíos de la preservación hacia las generaciones futuras” que no son reductibles a un “precio”... Bajar PDF
Sara Zalada ha publicado:
-ZELADA, S. 1998. Tesis electrónica. Rol de la franja de bosque y de la pradera en la biología de especies de Carabidae (Coleoptera: Adephaga). Tesis, M. Sc. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Chile. 135 p.
- Nuevos Textos de Ciencia y su relación con la aplicación del método científico basado en los recursos acuáticos. Journal 3:176-187 / 2012
- Análisis crítico de la Ley lafkenche (N° 20.249). el complejo contexto ideológico, jurídico, administrativo y social que dificulta su aplicación.. Universum vol.28 no.1 Talca 2013
- Política ambiental chilena y política indígena en la coyuntura de los tratados Internacionales (1990-2010). Polis, 35 | 2013
Ver además: http://www.bvsde.paho.org/bvsacd/cd29/andinos.pdf
NOTA
A las comunidades que les interese mantener un vínculo de continuidad y futuro trabajo conjunto puedes escribir anuestro medio: