Sobre Niñez Indígena en Chile se sabe a niveles de estado y de especialistas e investigadores. Hace falta no obstante saber quiénes manejan estos datos y qué hacen con ellos, como también, desde qué  mirada. ¿Desde el concepto de pobreza material versus capacidad de consumo, muchas veces innecesario y perjudicial y contrario a las prácticas milenarias que les han asegurado sobrevivir al rigor del poder dominante?

Nos gustaría creer que incluir es incorporar a la niñez indígena, con sus prácticas, saberes, formas de crianza, al quehacer en el aula y e instancias de participación social es una ventaja que debe estar presente en la escuela y en la mirada de estado que avanza cuando considera los aportes que la cultura de los pueblos indígenas ofrece a la sociedad chilena.

Datos duros

En Chile, un 8,7% de la población menor de 18 años es indígena, grupo que concentra los mayores índices de vulnerabilidad. Un 29,5% de ella se encuentra bajo la línea de la pobreza, cifra bastante superior si se compara con el porcentaje de la población no indígena que asciende a un 22,5%. Esta brecha se refleja, además, en diversas dimensiones de sus condiciones de vida como educación, ingresos, vivienda y otras que afectan sus oportunidades de inclusión social. Junto con ello, muchos niños indígenas sufren discriminación en la escuela y la sociedad. El 88% de los niños, niñas y adolescentes indígenas no habla ni entiende su lengua originaria, lo que incide en el debilitamiento y pérdida de la cultura.

Entre los obstáculos que dificultan el acceso de los niños, niñas y adolescentes indígenas al ejercicio de sus derechos, se encuentra la falta de pertinencia de la mayoría de las políticas y programas que componen la oferta pública dirigida a la infancia, para adecuarse a la realidad cultural de los diversos territorios. Junto con ello, existe consenso respecto de la necesidad de contar con recursos humanos dotados de habilidades y competencias adecuadas para el trabajo intercultural con la población indígena en los diversos sectores.

Los niños y niñas que viven en diversas comunidades mapuche en La Araucanía, sufren y están expuestos constantemente al impacto de la violencia que el denominado conflicto entre el Estado de Chile y el pueblo mapuche genera en sus familias, en sus espacios de vida y en su propio bienestar físico, psicológico y emocional.

2. Infancia indígena y UNICEF

Por más de 15 años, UNICEF viene contribuyendo a la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes mapuche de la Región de La Araucanía, promoviendo el enfoque intercultural en las políticas públicas y programas destinados a la infancia y adolescencia, la formación de recursos humanos y la prevención de la violencia contra los niños que viven en las llamadas zonas de conflicto.

UNICEF trabaja en alianza con diversas organizaciones públicas y de la sociedad civil, particularmente en la Región de la Araucanía, donde persisten las principales brechas para contribuir a la protección de los derechos de los NNA indígenas, a la educación intercultural bilingüe, a la pertinencia cultural de los programas de infancia y al fortalecimiento de capacidades de recursos humanos que trabajan con niños, niñas y adolescentes en derechos de la infancia con perspectiva intercultural. Asimismo, y en coordinación con los organismos competentes, UNICEF monitorea las situaciones de violencia que afectan a los niños, niñas y adolecentes mapuche en La Araucanía.

También realiza estudios tendientes a conocer la situación de los niños y niñas indígenas en las distintas dimensiones de su desarrollo, con el fin de contar con información confiable y actualizada que contribuya a la asignación de recursos y planificación de políticas y programas destinados a este grupo de la población.

UNICEF apoya la educación intercultural bilingüe prestando asesoría técnica, especialmente en lo que se refiere a la enseñanza de las lenguas originarias (mapuzugun, aymara y quechua) en aquellos establecimientos educacionales a los cuales asiste un alto porcentaje de niños, niñas y/o adolescentes indígenas. Además, adapta materiales de distribución masiva a las realidades de las diversas culturas originarias que existen en Chile.

Esta experiencia permite efectuar importantes aportes a las reformas legislativas e instituciones para la protección de los derechos de la infancia que están en curso.

3. Convención sobre los Derechos del Niño

Es el primer Tratado Internacional que se refiere expresa y particularmente a los niños, niñas y adolescentes indígenas. De esta forma, reconoce la importancia de las tradiciones y valores culturales de cada pueblo y la necesidad que tiene la niñez indígena de medidas especiales para el pleno disfrute de sus derechos.

Esto último ocurre porque la población infantil indígena necesita medidas especiales para el pleno disfrute de sus derechos, ello porque se enfrenta a una serie de dificultades para ejercer sus derechos y continúa siendo objeto de graves discriminaciones en varios ámbitos, tales como en su acceso a una educación de calidad; en el derecho a tener su propia vida cultural y a emplear su propia lengua; además del derecho a ser oída en las decisiones que le conciernen y a participar en la vida de su comunidad, entre otros.

4. Derechos en la Niñez Indígena

Los principales artículos que se refieren a la infancia indígena en la Convención sobre los Derechos del Niño son:

Artículo 30: “En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas o personas de origen indígena, no se negará al niño que pertenezca a tales minorías o que sea indígena el derecho que le corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión, o a emplear su propio idioma”.

Artículo 29.1.d): ”Los Estados partes convienen en que la educación del niño deberá estar encaminada a […] preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígena”.

Artículo 17 d): Los Estados partes “alentarán a los medios de comunicación a que tengan particularmente en cuenta las necesidades lingüísticas del niño perteneciente a un grupo minoritario o que sea indígena”.

5. Estadísticas

  • La población infantil indígena representa un 2,3% del total de la población en Chile, y un 8,7% del total de menores de 18 años de edad (lo que equivale a cerca de 400 mil niños, niñas y adolescentes).
  • El 85,5% de la población infantil indígena pertenece al pueblo Mapuche y un 8,2% al pueblo Aymara. El porcentaje restante se distribuye entre las otras siete etnias reconocidas en Chile.

Residencia

  • Las tres regiones que concentran la mayor población infantil indígena a nivel nacional son: La Araucanía (24,3%), Metropolitana (23,8%) y Los Lagos (14,5%).
  • El 70,5% de los niños, niñas y adolescentes indígenas vive en zonas urbanas.

Utilización de lenguas originarias

  • El 88,3% de la población infantil indígena no habla ni entiende su lengua originaria.
  • Solo un 4,5% de la población infantil indígena habla y entiende su lengua.
  • De los adolescentes entre 14 y 17 años de edad, un 2,4% habla y entiende su lengua en las zonas urbanas. En zonas rurales lo hace un 11%.

Situación de salud

  • El 90,6% de la población infantil indígena está en el sistema público de salud.
  • La población infantil indígena de 5 años y menos presenta un sobrepeso de 10,8% y la no indígena de 14%.
  • Un 29,5% de la población infantil indígena y un 22,5% de la no indígena vive en condición de pobreza.

Escolaridad

  • La población indígena de 18 a 24 años de edad presenta una escolaridad promedio de 11,6 años; la no indígena, alcanza los 12,3 años.
  • Un 44,1% de los niños y niñas indígenas entre 4 a 6 años de edad, en la zona rural, no asiste a un establecimiento educacional por problemas de acceso (no existe establecimiento cercano, dificultad de movilización, no hay matrícula).
  • Un 18,6% de los indígenas llega a la educación superior; comparativamente, un 29,9% de los no indígenas lo hace.

Participación

  • La población indígena menor de 18 años participa más que la no indígena en organizaciones sociales.
  • Los espacios predominantes de participación de la población infantil indígena son las organizaciones religiosas, los clubes deportivos o recreativos y las asociaciones o comunidades indígenas.

(*) Fuente: Incluir, sumar y escuchar. Infancia y Adolescencia Indígena. Ministerio de Desarrollo Social – UNICEF Chile, noviembre de 2012; Encuesta CASEN 2011.

7.Niñez e Interculturalidad

Todos los seres humanos tienen derecho al reconocimiento de su cultura, a la no discriminación y a la preservación de su identidad cultural. Es en este ámbito que la interculturalidad va estrechamente ligada a los derechos de los niños y niñas indígenas.

¿Qué es la interculturalidad?

Es un enfoque que promueve y protege los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas, a partir del reconocimiento de la diversidad cultural, lo que implica otorgar legitimidad a las representaciones culturalmente distintas como también a sus prácticas. Para ello, las relaciones interculturales deben estar enmarcadas en un proceso constante de diálogo y apertura a repensar las propias concepciones y prácticas sociales a partir de las del otro.

La interculturalidad sostiene que para que exista un real diálogo es necesario previamente resolver las asimetrías de poder que se dan entre sujetos culturalmente distintos, ya que a partir de relaciones cada vez más horizontales, se generan espacios de participación igualitarios y se promueve el intercambio de saberes, lo que permite avanzar en la disminución de las desigualdades económicas, sociales y políticas (y de poder), generadas por diferencias culturales.

Educación intercultural

Este enfoque educativo rescata y valora las diferencias existentes entre los grupos culturalmente diversos, y promueve el diálogo permanente entre cada uno de ellos. Para la educación intercultural, las culturas y lenguas específicas tienen gran relevancia, ya que busca el reconocimiento mutuo entre ellas.

Una educación intercultural supone la existencia de establecimientos abiertos a la comunidad, donde estudiantes indígenas y no indígenas conviven armónicamente, son capaces de dialogar, sin discriminación, desde sus propias identidades culturales, donde se respeta y valora la diferencia.

La Ley General de Educación chilena señala como uno de sus principios inspiradores la “interculturalidad”, que “reconoce y valora al individuo en su especificidad cultural y de origen, considerando su lengua, cosmovisión e historia”.

 

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