La ruka tradicional tiene una sola entrada abierta hacia el Este, orientación que expresa la preferencia cosmológica mapuche por el Puelmapu (Tierra del Este) lugar donde moran las deidades. No tiene ventanas. En su interior, a los costados, se disponen las camas y al centro el kütral o fogón. El humo que inunda la casa mapuche y cuyo hollín ennegrese sus paredes interiores, sale por los güllonruka, dos abertutras dispuestas a ambos lados de la cumbrera. Al interior se disponen espacios para guardar víveres, y hay una multitud de artefactos domésticos que cuelgan del techo y paredes. Los más característicos son:
El wenku (banco), pequeño taburete labrado en un sólido bloque de madera. Cerca de la entrada, siempre estarán los witral o telares, que usan en el interior cuando el tiempo está malo y se sacan al sol en caso contrario.
La impermeabilización se hace por el humo y la grasa de los alimentos que van recubriendo la paja hasta formar verdaderas estalactitas de carbón. El fuego permanece siempre encendido en el centro. La construcción de la ruka se celebraba con una fiesta llamada rukatun en la cual se bailaba con mascaras de madera, llamadas kollón.